viernes, 9 de mayo de 2008

Estreñimiento creativo

Estreñimiento creativo…

El “estreñimiento” como decía el maestro Dumas Oroño, es un estado transitorio inevitable del creativo. Se asemeja al momento aquel, en que estando en plena conversación con alguien, invocamos la famosa frase: “Cómo era esa palabra…” y dejamos al oyente a la espera de una búsqueda, que tal vez, no sea siquiera necesaria.

Miguel Ángel Pareja, gran Maestro, invocaba la continuidad, la no espera. El silencio marca el fin y un recomenzar inevitable. Los retoques no son retoques, son otra obra, una diferente. En ese caso el estreñimiento es sólo un instante en donde el acto creativo finaliza por si sólo, sin mediar decisión del “comunicador”.

Por mi parte, aún alumno, considero al estreñimiento de Dumas un problema de la herramienta y a la continuidad de Miguel, el camino. Ante el uno o la otra, se debe cambiar de herramienta. El acto creativo no se detiene jamás, equivocamos la herramienta a utilizar. Será por ello tal vez, mi devoción por Pablo o Leonardo, quienes siempre encontraron la herramienta precisa para seguir andando.

El estreñimiento se recompone en si mismo, la continuidad encuentra su verdadero cauce y el acto creativo continúa su erupción inevitable más allá de los detalles técnicos a los que se avocan los especialistas.., aquellos que dedican el tiempo de estreñimiento, a justificar el silencio por medio de la depuración de la técnica.

Y es que nada es más o menos, y menos aún despreciable; son formas, en donde lo único valedero es la autenticidad de la expresión, a la que se ajustan luego los detalles críticos. Y es que si la crítica tuviera valor creativo, no habría lugar a nuevas formas y no en vano, toda nueva forma nace en contra de las críticas. Se dice siempre que el artista se adelanta a su época y que la gente no lo comprende por un desfasaje temporal. ¿Tal vez sean los críticos los únicos iluminados? No creo que sea de esa forma. Sería interesante dar al observador las herramientas necesarias para leer una obra, en lugar de esperar el pronunciamiento de la crítica, en algo tan individual como el arte y tan subjetivo como su interpretación. Tal vez sea éste un buen comienzo, para esto que tendemos a llamar, una sociedad libre.

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